Por Nibaldo Acero.
Es bastante difícil ser padre. Cuando declaro que es difícil, créanme que no me quejo, pero siento que haber sido padre en el siglo décimo antes de Cristo, haber sido padre en el Renacimiento, en la colonia, en cualquier fecha, ha debido ser siempre complejo. Y cuando me refiero a ser padre, no hablo de la posibilidad semántica que nos da el término, sino que delimito el vocablo al género, a ser papá hombre. Sin duda se nos hace más liviano, pero duro sigue siendo. Claro, no nos embarazamos, no parimos, no amamantamos, no sufrimos depresión post parto, nuestra participación, en general, es bien básica, pero no menos onerosa, no menos incidente, me conformo con conservar esta pequeña esperanza.
Ha sido difícil desde siempre supongo, pero este escenario –el de ser padres y hombres- se electrifica cuando uno, humilde, pero cuático, le ha hecho al grunge en el pasado reciente, al hard core, cuando uno, en su ingenuidad de la fugacidad del tiempo, ha sido punketa, ha sido power metal, cuando se ha agarrado a patadas en un recital de Ataque 77, de Babasónicos, cuando delira con ACDC en concierto. Y si a esto se le suma un anarquismo voluntarioso, un espíritu okupa desarrollado, la cosa se pone aun más compleja.
Ser padre se alivianaría si uno en su juventud hubiese sido seminarista, o un buen alumno en el liceo, pero dale con ser un sedicioso pendejo, con ser un errante de cantina, con ser un "poeta de la vida". En esa rutina libertaria y miserable, uno aprende a ser antinorteamericano, antiderechas, antiempresariado, y éstos son aprendizajes difíciles de olvidar, y por supuesto, de no enseñar. Las oportunidades son para los poperos, para los Madonna, para ellos la vida se pone en cuatro, para nosotros, para los cuáticos, todo pareciera ser sólo una mierda.
Ser okupa, ser un punketa, sobre todo en tiempos de democracia, nos ha transformado en los leprosos del nuevo milenio, en hieráticos malagradecidos de las bienaventuranzas eyaculadas por los Edwards, por los Matte y los Claro. Hemos sido los primeros sospechosos de cada acto brutal en la sociedad, una especie de comodín de inmoralidad para los “nuevos tiempos” de esta patria. Deambular por las calles de Sebastián Piñera, con una polera orgullosa de la A anarquista, es como portar una estrella de David en tiempos de la Inquisición. Porque a ojos de esta sodomizada república, somos la escoria social.
Uno inevitablemente ha aprendido a ser rockero, aunque no toque ni los órganos de su cuerpo. Uno ha aprendido a mantener esas mamaderas de rebeldía, tibiecitas, en el neceser. Uno ya, para lo que queda, es un insurrecto, ha aprendido no sólo a atacar, sino a defender valores intrínsicos a las negras molleras, como la crítica despiadada y la honestidad a ultranza, la sangre fría.
Nos ha tocado vivir la paternidad en un período de libertades circuncisas, de reggaeton y estudios de género. He ahí la complejidad de ser padre, hombre y rockero.
¿Qué hacer cuando tu hija juega con un Barney, baila al son de Hannah Montana y pide ir a almorzar una cajita feliz al Mac Donalds? ¿Cómo explicarle, cómo decirle, fraternalmente, que representan lo más sórdido de un imperio deshumanizado y sanguinolento? ¿Dónde guardarse las puteadas cuando presencia tongos implacables que culpan a compañeros okupas de sembrar el terror? ¿Cómo filtrar un "conchetumadre" visceral, lanzado vía satélite a Piñera, cuando saca ganancias políticas de cada desgracia chilena? ¿Cómo lanzar un aullido enormemente desgarrador y honesto cuando las hijas inician su largo sueño?
No puedo negar que mis hijas me han domesticado, que han hecho de mi un hombre más fuerte y más responsable, pero no puedo negar que cada mañana me levanto con esas ganas de embestir, con esas truculentas y dulces ansias de joder, de joder al Estado, a algún idiota de derecha, a algún democratacristiano, de graficar en las paredes cerebrales y en las estucadas, frases que conmuevan, palabras, para el poder, hirientes para las despiadadas corporaciones. No puedo negar que he sido un padre bondadoso, que aún contiene a un toro furioso, que jornada a jornada intenta dar sus cornadas.
¿Qué hacer cuando sólo deseas pegarte un reventón de vino tinto y Black Sabbath y tus retoños quieren salir al parque a jugar a la pinta? ¿Qué hacer cuando a un paso de arriesgar el pellejo en una manifestación pro mapuche tus hijas te piden que le ayudes con la tarea? Debo reconocer que esto de ser padre ha sido inconmensurable, pero complejo lo sigue siendo. Si hasta he saltado la cuerda por ellas, el elástico, invento cuentos cada día, donde Pucca, Ben 10, Mario Bros y las Chicas Superpoderosas crean mundos extraños y completamente posibles para sus pequeñas cabecitas.
Sea como sea, el ser papá debió ser siempre difícil, manifiesto que a veces se me ha hecho casi imposible, sin embargo, aquí estamos, vivitos y rockeando, consintiendo a diario a esos seres idolatrados, poniendo toallitas húmedas a las furiosas convicciones, espolvoreando talco al poto cocido de nuestra debacle rebelde, jugando a las escondidas con nuestras pasiones, tomando la temperatura de la madurez viviente, arrullando con ternura a esa bestia indómita que transa un poco cada día dentro nuestro, y así poder ser un poquito mejor padre.
Mi hijo nunca ha pisado un Mc Donalds ni lo va a hacer.
ResponderEliminarni fundamentalismo ninada. cariño no mas.
qu{e buen momento literario me hiciste pasar, felicitaciones
ResponderEliminarPaula Borchers
Es realmente difícil tener que tragarse la rabia que uno siente con respecto a cómo se vive y cómo se hacen las cosas el día de hoy. Soy mamá, no papá ni rockera, pero sí me da una ira tremenda pensar que más adelante voy a tener que lidiar con el McDonalds, la Coca Cola, Disney, Halloween y quizás cuánta bobada más que salga de aquí hasta que mi pequeña crezca.
ResponderEliminarmostrarle el buen camino a los hijos no solamente se limita en decirles "portate bien" sino que trasciende mas alla....por ejemplo, mostrarle a aquellos que quieren manipular sus vidas...es ahi donde el rockero (con o sin guitarra) defiende lo suyo...aunque sea a palos.....buenisimo escrito....bueno bueno bueno!!!
ResponderEliminarExcelente reflexión, calas hondo, representas las voces del inframundo del rockandroll y no sólo aquellos que son padres, yo no lo soy , y sin embargo comparto plenamente cada palabra.
ResponderEliminaréxito saludos!!
"..¿Cómo explicarle, cómo decirle, fraternalmente, que representan lo más sórdido de un imperio deshumanizado y sanguinolento?.."
ResponderEliminarcreo que eso sería lo que mas me costaría de ser madre, pero en algún momento lo lograran entender.
saludos profe, nos vemos (:
chicle.