Fotografías: Francisco Carrillo.
Con una extensa carrera de 15 años en la música y el rock, Ángelo Pierattini nos cuenta que finalmente encontró un formato musical propio para consolidar su camino como solista. Amante del arte y la belleza de las cosas sencillas, hoy no elude el debate en torno a las políticas musicales, la vida y los derechos de las personas. Además, nos habla de su disco “Vampiros”, producción que lo tiene orgulloso y lleno de ganas de seguir trabajando.
Revista Réplica: Después de ese primer disco como solista llamado “Volumen 1”, y luego de un año de trabajo, aparece “Vampiros”. ¿Qué significa este disco para ti?
Angelo Pierattini: Es, en términos musicales, lo que yo quiero entregar a la gente. Respecto de la composición de canciones como de los arreglos que le hicimos. La manera en que se enfrentó el disco musicalmente para mí es una consolidación absoluta de mi carrera como solista. Representa la primera piedra de la construcción de mi carrera, pensando ya en una proyección.
R.R: ¿Cómo llegaste a la propuesta de Vampiros?
A.P.: Exploré mucho. En “Volumen 1” boté todo lo que tenía adentro para ahora sintetizar lo que quiero hacer. Ese primer disco me sirvió para armar el plano: aquí estoy, esto me gusta y definir qué quiero mostrar, qué quiero hacer, de qué manera. Así logré un formato súper sencillo que, en el fondo, es una manera súper concreta de comunicarme con la gente que escucha mis discos o va a las tocatas: canciones con mucho sentimiento, honestidad y energía que, me parece, logro comunicar a la gente.
R.R.: ¿Por qué le pusiste “Vampiro” al disco?
A.P.: Porque me gustó una película sueca de vampiros que se llama “Déjame entrar”, que habla de dos niños de los suburbios de Suecia. Una película muy atípica de vampiros, sin estética de vampiros, sino con un contexto muy de vida cotidiana. Eso me gustó porque yo no soy mucho de cuentos fantásticos, sino del arte que se define más en la vida cotidiana, de ciudad o del campo, pero desde la vida real.
R.R.: Te refieres a la belleza de lo concreto…
A.P.: Sí. A lo más concreto, también con poesía y metáforas, pero todo desde el imaginario de la realidad cotidiana, eso es lo que a mí me motiva. Desde el micro mundo, el barrio, los amigos, la familia. Mi habla no es desde la globalización. No me interesa hablar de temas grandilocuentes. Me interesan las relaciones personales, lo que sucede en la esquina de mi casa. Esas cosas me motivan. Que en definitiva se conectan con lo global, porque son los mismos problemas. Yo no voy a hablar de la guerra; eso me interesa a la hora de las noticias. Pero a la hora de hacer una canción, que es como ponerle una vela a un santito -un acto casi sagrado para mí-, esa vela quiero ponerla en un lugar especial, en la vida cotidiana, que muchas veces se pasa por alto. A mí me gusta hacer mi arte, me gusta hacer música para esos instantes.
R.R.: Pero aunque no te interesan los temas grandilocuentes, se sabe que no eres apolítico.
A.P.: Para mí la “apolítica” no existe. Todo acto es o tiene que ver con algo político. Yo no creo en ese discurso de lo apolítico, inventado por la gente que está en el poder. Lo que a mí no me interesan son los políticos. Ellos están en una pelea que está como en la estratosfera. Discuten nuestros temas, alejados de nuestra vida cotidiana, pero dentro de sus intereses de poder. Eso lo encuentro feo y no creo en eso. Pero sí me interesan los temas que tienen que ver con la política.
R.R.: En política ahora se discute la idea de legislar para que la música nacional tenga un 20% de espacio en las radios nacionales. ¿Qué te parece?
A.P.: Me parece la raja ponerse a la altura de las circunstancias culturales de estos últimos 20 años. Nosotros tenemos una identidad cultural súper potente que perdimos durante 17 años, pero si tú levantas esa alfombra, Chile está lleno de gente y actos creativos buenos o malos. Lleno. Pese a que vivimos con un sistema tan represivo en general, la creatividad sale por los poros. Y el que se esté peleando una ley por el 20 % me parece la raja. O sea es lo mínimo.
R.R.: Me parece que hay un “pero” en todo lo que dices…
A.P.: Lo que me parece una mierda es que se tenga que pelear por esa ley; tener que esperar a los parlamentarios para explicarles de qué se trata lo que están legislando. Es como si se tuviera que pelear por la identidad. Los políticos hablan de la identidad nacional, de patriotismo, de defender el activo, la tierra y los minerales. Pero ellos no encuentran que la cultura sea un activo. Piensan que es un hobbie. Pero resulta que están discutiendo y legislando de tu vida, de tus opciones. Mi oficio es la música, me dedico y vivo de esto. Yo estoy creando y haciendo discos, como muchas personas y tengo derecho a difundirlo. Y a que la gente se reconozca en ello. Porque si la gente se cree el weón del MTV es porque falta el reconocerse, el espejo cultural. Nosotros tenemos un espejo cultural muy bonito, pero no lo conocemos. Por ejemplo, si tú miras el plano cultural en Chile no hay nadie que promueva la violencia. Entonces, encuentro una insolencia el tener que mendigar un derecho. Que uno tenga que pelear por un derecho, que uno tenga que pagar por la salud, la educación. Sacarse la cresta, deslomarse por algo que es un derecho. Esto tiene que ser porque sí.
R.R: ¿Hay alguna canción que te gustaría presentar a los lectores de tu nuevo disco?
A.P.: Sí, “Menta, miel y sangra”. Esta canción es una de las pocas que he hecho de esta manera. Fue un tarareo melódico en la calle que grabé en el celular. Me gustó mucho la melodía y la saqué en guitarra. Tuve un ensayo en que estábamos viendo canciones para este disco y yo no tenía ninguna canción preparada y me acordé de esta canción y me dije “esta canción está la raja”. Volví a escuchar la melodía y, entre duchándome y vistiéndome, saqué los acordes. En el ensayo, se la presenté a los muchachos como si la hubiera ensayado muchísimo jajaja. Y al final salió súper rápido. Después hice la letra porque habitualmente hago la música y después hago las letras. Me parece que es uno de los mejores temas del disco, porque se conecta con una profundidad específica que tiene que ver con algo épico. Algo tiene que me deja muy arriba… Ojalá les guste.
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