Por el Desinformador.
Abrazados, dos hombres aferrados al metal fundido y al anhelo de un milagroso rescate que nunca llegó, esperan clemencia. A 200 metros, sus familiares comienzan a llegar, y asfixiados por el terror claman por una respuesta, por un pronto actuar que no llegó pronto.
Nuevamente la tragedia se cierne sobre Chile.
2010 de seguro debe ser el año en que más chilenos han fallecido por causas no naturales en las últimas tres décadas.
Y por supuesto, la prensa obsecuente, morbosa, y por demasiados momentos, sin tino, ni menos decoro, está ahí. Está ahí ahora, que resulta rentable transmitir en directo lo que primero fue el aviso de incendio de una cárcel olvidada para el poder, incrustada en medio de la ciudad, y después, el drama de cientos de familiares que ansían por una información respecto al destino de sus seres queridos.
Pero ciertamente no estuvo ahí para "informar" cuando las distintas agrupaciones de funcionarios de Gendarmería denunciaban la falta de recursos -humanos y materiales- con los que llevan años trabajando. Los micrófonos preferían acosar a los familiares: “¿Cuál fue el delito de su hijo?” –se preguntaba. Como si hubiese una relación entre un delito y morir en medio de las llamas por negligencia del estado.
Tampoco estuvo ahí cuando numerosas ONG's de Derechos Humanos denunciaban sistemáticamente el hacinamiento y las infrahumanas condiciones de vida en los penales chilenos. Apenas estuvo cuando Gendarmería le dio un tour guiado a Iván Valenzuela, quien con una permanente expresión de asco se paseaba por algunas escogidas calles de la ex Penitenciaría.
Y ahora que los cuerpos han sido removidos, como siempre, nuestra prensa hace gala de su mala memoria, y no recuerda la inconsistencia del actual Gobierno, ese mismo que sólo hace un par de semanas insistía en su compromiso de campaña de "trancar la puerta giratoria", y enviar a la cárcel a todos aquellos que cometan delitos.
No. Indudablemente, cuando se trata de cuestionar al poder, el análisis escasea. Parece mejor, menos incómodo, sólo darle cobertura a Piñera detallando sus planes para mejorar las cárceles, sus proyectos para concesionarlas y entregarlas en bandeja a ansiosos empresarios que con rostros babeantes ya sacan cuentas felices ante el lucrativo negocio que tienen enfrente, liderados por Hermán Chadwick, primo del propio Mandatario.
También transmite "minuto a minuto" el discurso de Piñera mostrando sus "cárceles modulares".
Es decepcionante el desempeño de los medios. Especialmente en el caso de la televisión, esa que no contenta con mostrar a dolientes familiares, insistir en sus preguntas ridículas "¿Está bien? ¿Cómo se siente?", exhibe a todo color los restos calcinados y aún humeantes de un grupo de chilenos que esperaban ser rescatados.
Chilevisión lo hizo durante el día, y aún tal vez sin percatarse del desatino, repitió las imágenes al día siguiente.
Imagino que en esta ocasión, el severo Consejo Nacional de Televisión (CNTV), presidido también por Hermán Chadwick (sí, ese mismo que es primo de Piñera, el mismo que tiene por misión cautelar por los intereses de los empresarios de las concesiones, y que los usuarios del TAG paguen hasta 40 veces su deuda). Sí, ese... Difícilmente emitirá alguna sanción en contra de los canales que transmitieron estas imágenes.
Claro, resulta más ofensivo una parodia a Jesús que el cuerpo de un reo quemado.
En tanto, los señores duopolio se encargaron al día siguiente de contar los mayores detalles de cómo se quemaron, y por supuesto, dejar la idea que todo esto es culpa de... La Concertación... Obvio. Ah también de una riña entre presos.
Imagino también que los mismos auspiciadores que están encabezando una campaña en contra de The Clinic, llamando a no comprar espacios publicitarios en el pasquín del Redset, por sus polémicas portadas contra el catolicismo, como esa de "Penedicto", no pondrán más sus lucas en la pantalla de Chilevisión o Mega, por el mal gusto, y por emitir imágenes que "atentan contra la moral".
No, tal vez imagino mucho.
La verdad es que estas líneas me han salido de la guata. Indigna, francamente, cuando cientos de colegas se prestan para estas torpezas. Cuando el compromiso con la verdad es sólo con aquella que es "velada y conveniente". Y otra vez, la prensa no aprobó el examen. Tal como lo fue tras el terremoto, para el caso de los mineros, y hace un par de semanas con el accidente en la Autopista del Sol, los medios pecaron de obsecuencia y morbosidad.
Eso. Obsecuencia y morbosidad.
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