jueves, 9 de septiembre de 2010

Hacia donde va la ola; el desafío de la Reserva Marina

Por César Villarroel.
Fotografías: César Villarroel. 

El país tiene una deuda de gratitud con todos aquellos que de alguna u otra manera participaron en las acciones de  protección de la Reserva Marina Isla Damas Choros y su entorno. Ésta no solo involucra una gran biodiversidad, sino que también a las comunidades costeras y de llano que habitan en la comuna de La Higuera.

Estos años  fueron duros pero de un gran aprendizaje. Hoy, y aunque persiste la amenaza de otra central termoeléctrica  (la última de las tres proyectada en el sector), hemos aprendido una gran lección: cuando  somos capaces de sacudirnos la anestesia, la modorra y unirnos en pos de objetivos claros, podemos generar grandes cambios.

Cambios que indican con claridad que estamos madurando, que somos una gran mayoría los que exigimos otra forma de plantear nuestra existencia buscando colectivamente los medios para reorientar nuestra energía y voluntad de progreso que son sin duda un temible y magnífico desafío. Más aún en estos  momentos, en que se plantea un choque inminente entre nuestro desarrollo, el porvenir de la biósfera y el bienestar de las futuras generaciones.

Este logro, debe plantearse como el inicio de una gran discusión más colectiva, el tipo de matriz energética que deseamos los chilenos.

En lo que concierne a la Reserva misma otros desafíos no son menos importantes.
Un hecho significativo merece toda nuestra atención. La ola mediática catapulto a Punta de Choros y su Reserva Marina  como un destino imperdible en este próximo verano.  Punta de Choros, recibe anualmente  más de 35 mil visitas, especialmente en el periodo estival.  Es indudable que el número de visitantes se multiplicará y lo que ya era un problema para la pequeña caleta puede convertirse en una situación grave. La solución será un reto que nos involucra a todos. La Reserva  deberá necesariamente protegerse de todos aquellos que justamente quieren conocerla.

El turismo masivo, puede ser un recurso muy importante en la medida que este sea regulado y cuente con una organización en terreno. Puede contribuir de manera significativa a financiar su gestión, ofrecer empleos alternativos a los pescadores y otras personas, aliviando así la presión sobre los recursos explotados. Sin embargo, las visitas excesivas a la Reserva generan una huella ecológica de proporciones, atentando directamente contra la vida del lugar.

Existen varios puntos claves que requieren de atención y soluciones inmediatas;

Se generan toneladas de basura que no pueden ser desalojadas ya que poseemos un sistema de recolección pequeño, sin grandes contenedores, sin basureros públicos y personal de trabajo. Esto genera que un gran porcentaje de ella quede en las playas y caminos provocando extensos focos de contaminación visual, además de minar el Mar convirtiéndose en un riego latente para delfines, tortugas o peces luna que confunden los desechos plásticos con su alimento.

El excesivo tráfico de botes para avistar un delfín, una ballena o los pingüinos, generan una barrera de sonido en el entorno de las Islas que componen la Reserva provocando cambios en su comportamiento, por lo que es necesario  contar con un  riguroso protocolo de observación de mamíferos marinos para salvaguardar  su calidad de vida, reproducción y permanencia en el área.

El gran volumen de personas que desembarca en  Isla Damas y que la recorren (a pesar de la prohibición de acampar en ella), utilizan sus precarios servicios higiénicos, que en verano colapsan, vertiendo directamente sus desechos al Mar.

La gran cantidad de buceos producidos en lugares tan sensibles como el bajo El Tiburón, uno de los sitios más representativos de la Reserva, sufren el impacto de las anclas y el aleteo constante que acaban rápidamente con esponjas, picorocos y una gran biomasa de pequeños organismos que viven en las paredes de estos lugares. El Manual de Eco Buceo del comité científico de la FEDESUB  y la alternancia de los sitios de buceo pueden ser un aporte en la búsqueda de soluciones.

Por último, la visita constante de pesqueros y sus redes, procedentes de  distintas localidades, en busca de cardúmenes de palometas, jureles y otros peces refugiados en las aguas de la Reserva, colocan en un riesgo  innecesario las colonias de delfines oceánicos y ballenas que se nutren en el sector.

Una mejor normativa y una fiscalización más intensa del conjunto de  las actividades de la Reserva es un deber de las autoridades. Por otra parte la organización comunal y vecinal, deben jugar un rol protagónico en el control del comportamiento de los visitantes  y sobre todo en el respeto y cumplimiento de las normas básicas de protección y conservación.

Las comunidades aledañas a este núcleo de biodiversidad, necesitan a todos aquellos que participaron en las distintas manifestaciones en pro de la Reserva Marina Isla Damas Choros,  convocándolos a ser los primeros agentes propulsores de las soluciones que deberíamos enfrentar para constituirnos en un modelo de conservación para todo el país.

Es por esto, que si tienes una idea, una especialidad o sólo quieres aportar para convertir esta Reserva en un ejemplo de desarrollo sustentable, por favor contáctanos a: higuerasustentable@gmail.com



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